martes, 16 de noviembre de 2010

Sobre métodos para escribir


Aquí les voy a dejar algo que pienso sobre los diferentes métodos para comenzar a escribir o para ordenar ideas, que muchas veces nos crean un colocho mental que nos dejan peor a cómo iniciamos. xD

Yo pienso que todo escritor o escritor en potencia siempre se ha preguntado sobre cómo debe escribir. Yo sé que a muchos nos ha pasado que nos encanta la manera de escribir de tal autor y queremos ser tan buenos escribiendo como él o ella, pero al mismo tiempo queremos ponerle nuestra propia personalidad a la escritura. ¿Cómo ser tan bueno como otro autor pero manteniendo la originalidad? Yo aconsejo, como siempre, la divina solución a todos los problemas sobre cómo escribir bien: leer. No podemos esperar que un árbol crezca fuerte si no lo cuidamos desde que es una semilla, por esa misma razón se debe leer mucho, aprender cómo expresarse y practicar mucho antes de entrarle a la escritura. Desde que comencé mi única novela publicada hasta este punto, siento que uno, como escritor al mismo tiempo que como persona, va madurando poco a poco. Aunque dicho paso del tiempo viene de la mano con un aprendizaje literario. En mi caso he notado que es muy distinto mi estilo actual del estilo que tenía al comenzar a escribir. Siento que esto es algo común que le ha sucedido y sucederá a muchísimos (por no decir todos) escritores. Así que no te desanimes si con el paso del tiempo vuelves a leer lo que has escrito y ya no te agrada.

Pero en fin, volviendo al tema... lo importante de todo es crear tu propio sistema creativo. Hay múltiples formas de conseguir ese queridísima "inspiración", pero a fin de cuentas lo esencial es llegar a un resultado original, creativo y propio. En todos los trabajos artísticos, ya sea pintura, diseño, música, literatura o lo que sea, siempre encontrarás (directa o indirectamente) la escencia de su creador dentro de la obra. Con esto quiero decir que cuando escribas es importante ser tú mismo, no tratar de copiar a otros autores por más que tu estilo sea similar al de otros autores. Lo que le da más sabor a una obra (a mi parecer) es conseguir que el lector sienta la misma emoción que sintió uno al escribir; y esto se puede lograr simple y sencillamente con escribir tal y como te nazca hacerlo.

Como decía, hay muchos métodos para escribir, o para darle un pequeñito empujón a este proceso creativo de escritura. En mi caso, quizás sea bueno o quizás sea malo, no suelo planear todos y cada uno de los aspectos o sucesos que acontecerán en la novela antes de comenzar a escribir. A pesar de que suelo apuntar en una hojita, el celular, un cuaderno o hasta en la mano, cualquier idea interesante que surga sin importar el lugar en el que esté (a veces las ideas no llegan en los momentos o lugares más indicados), no me gusta saber con precisión qué palabras o que acontecimientos escribiré antes de sentarme frente al computador y de verdad "escribirlo".
Me gusta mucho estar escribiendo sin saber qué irá a pasar, sentir esa emoción de que lo que viene también me sorprenderá a mí. Y al decir esto tampoco me refiero a que todo sea un desorden aleatorio. Siempre, y eso es en serio, siempre es importante tener una especie de resumencito o esquema con el orden general de la novela. Que si quieres que acabe de tal forma o que suceda tal otra a mitad de la novela, son detalles generales que sí ordeno antes de escribir, sino la novela podría tomar un rumbo descontrolado y todo se saldría de mis manos.
Otros escritores suelen hacer lo contrario y apuntar todo antes de entrarle a la novela. Hacer una especie de linea cronológica o un orden especial de todo lo que sucederá y apegarse a dicho esquema hasta terminarlo. También funciona, pero como digo, son sistemas que no van con todas las personas. La única forma en que puedas saber qué te sirve más es efectivamente probando alguno de estos sistemas y ver tú msmo cuál es que se apega más a lo que buscas lograr.

Cuando ya se entra de lleno a escribir también es adecuado y recomendado que te sientas cómodo. No hay anda peor que sentarse a escribir si hay una música que no te guste o no te inspire, o alguien que te esté molestando constantemente. Creo que todos tenemos que buscar la forma de sentirnos cómodos y así poder concentrarnos con facilidad. Cada escritor tiene su ritual antes de comenzar a escribir. El mío, por ejemplo, es poner algún soundtrack de música que me inspire (aunque siempre son instrumentales porque sino me pongo a cantar y me distraigo), cerrar la puerta de mi cuarto y traer algo de beber. Por lo general me gusta escribir en la noche cuando todo está en silencio, y escribo por unas 2 o 3 horas, aunque cuando estoy de vacaciones a veces escribo hasta 8 horas diarias. También hay escritores que tienen su rutina muy bien entrenada y se despiertan temprano y trabajan en su novela por muchas horas sin parar. Al decir trabajar en la novela no necesariamente significa escribir, sino también leer lo anterior, corregir, cambiar detalles u ordenar ideas. A veces "volar hacha" es lo importante.

En cuanto a la creatividad y originalidad de historias es cuestión de cada uno. Siempre existen ejercicios interesantes que pueden ayudar a agilizar estos procesos, como por ejemplo juntar dos situaciones distintas y tratar de armar una historia con ellas. Por poner un ejemplo:
1- Un hombre misterioso con una cicatriz en forma de sol en una de sus manos.
2- Una galería donde las pinturas cobran vida una vez al año.
El ejercicio consitiría en tratar de armar una historia corta uniendo ambas situaciones. Podríamos decir que este hombre misterioso es un retrato de una de las pinturas de la galería y cada año avanza poco a poco con un plan perverso. O que ese hombre es el encargado de vigilar que las pinturas no escapen o no hagan desastres durante ese día en que cobran vida. Y la cicatriz en forma de sol en su mano es la señal del grupo de hombres de las pinturas que están realizando estos planes, o es una herida causada por alguna de las pinturas mientras él trataba de retenerlas... etc etc.
Otro ejercicio podría ser imaginarnos una situación muy extraña y tratar de buscarle los «cómo» y los «por qué». Por ejemplo suponer que una niña sin abrigo se encuentra leyendo un libro en el punto más alto de una montaña nevada; y habría que imaginar por qué la niña está allí, cómo llegó, por qué no usa abrigo, por qué lee un libro, etc etc...
Esto podrá parecer un juego tonto, pero muchas veces surgen ideas interesantes que se pueden utilizar. ¿Quién puede asegurar que de uno de estos juegos no saldrá tu próxima gran novela? En fin, hay múltiples formas de agilizar tu creatividad, pero lo importante a fin de cuentas es que no te estreses mucho y te diviertas escribiendo cómo y dónde te guste. Todo en la vida es un aprendizaje, y tenemos que tener presente que no se llega a ser maestro sin antes ser aprendiz.

¡Mo cule ilut or osu ireo Fabián!

lunes, 15 de noviembre de 2010

El Símbolo Cristal 2


Hola a todos después de casi un mes sin publicar una entrada. En estos últimos días he estado retomando la escritura con el Símbolo Cristal 2 porque ya casi se acaba el semestre de la U, y en mi tiempo de ocio en vez de distraerme me pongo a escribir. Acá les voy a dejar un pequeño extracto de lo que llevo de ESC 2... tan solo un poquito del comienzo sin editar jeje pero ojalá les guste.

«Un hilillo de brisa venía zigzagueando libremente por toda la ciudad, tan juguetón y helado como cualquier hilillo de brisa allí en Serket. Los pelitos del cuerpo de Yuke se erizaron de inmediato, algo que en palabras resumidas podría decirse como: todo el cuerpo de Yuke se erizó. Ni siquiera las capas blancas que una vez les entregaron los aris servían para protegerlos de semejante frio. Cuánto deseaba un poquito de aquél desierto en el que una vez se quejó del calor ¿No había un sólo sitio en el que se pudiera estar a gusto con el clima? Claro que sí, en Tuiket. Pero Yuke ya no anhelaba Tuiket tanto como lo había anhelado por mucho tiempo. Sus piernitas se habían acostumbrado a las aventuras sorpresivas que surgían como plantas en su caminar. Aunque esto no significaba que no quisiera estar en un sitio tranquilo sin preocupaciones que involucraran cristales o hechizos. 

Mantener un monólogo en su mente había sido algo que practicaba desde que Montblanc había llegado a Serket. La noticia de que había podido engañar a Abyus era algo relativamente bueno, teniendo en cuenta que ahora Abyus no sospechaba de Montblanc. Sin embargo, no le era del todo reconfortante darse cuenta de que Abyus seguía creyendo que ellos eran los portadores del cristal. La tarea de ser los señuelos de Abyus los había acercado a su muerte a tal grado que estaba del todo seguro que así acabarían sus días. Pero Yuke no era alguien conformista y mucho menos pesimista. Prefería mencionar uno que otro chistecillo o burla en sus monólogos mentales, y pasar el tiempo divirtiéndose, aunque fuera a expensas del mismísimo Abyus... 

Desde aquél día en que llegaron a Serket una especie de ronquera dolorosa lo afectó, razón por la cual había evitado mencionar una sola palabra. Aunque no sabía la razón por la cual podía escuchar todo como si aquella ventisca inmortal no existiera. Cada diez segundos tenía que sacudirse la capa de nieve que le caía sin excepción alguna. Ahora entendía por que nadie sospechó nunca que allí hubiese una ciudad.

Era muy curioso que los árboles allí no estuvieran por completo cubiertos de nieve. Con esa ventisca deberían ser montículos blancos y no frondosas copas azules danzantes. Sí, danzantes. Esos árboles se llamaban «buraios», y daban unos frutos color naranja muy deliciosos y jugosos llamados de igual forma que su árbol. Eran árboles muy altos, tan altos como los secuoyas donde vivía Yuke. 

Estar debajo de ellos era una sensación mágica, porque nunca paraban de deshojar esas redondas hojas azules que flotaban delicadamente a pesar de la fuerte ventisca. Los habitantes de Serket decían que los buraios tenían magia dentro de ellos, y por eso nunca dejaban de florecer y de deshojar. También crecían como a ellos se les antojara, a veces en formas de colochos y a veces crecían tan recto que alcanzaban alturas descomunales. Para Yuke estos árboles eran lo mejor de Serket. A pesar de que le gustaba el frio y la blancura de la nieve, no había nada en ese lugar que le agradara más que algo de calidez. Por iniciativa propia había descubierto que esos árboles eran tan cálidos como nada allí en Serket. Tenían una calefacción interna que parecía producto de la magia ¿Sería verdad que esos árboles eran mágicos? A fin de cuentas, todo en ese sitio tenía algo de mágico. Simplemente haberlos resguardado de una ventisca mortal y de la persecución de Abyus ya era más de lo que podían haber pedido.


Ago les explicó que Serket fue el nombre que recibió el volcán sobre el cual se construyó esa ciudad, pero que desde hacía muchísimos años el volcán era inactivo. Su cráter se había obstruido con muchísima tierra, de tal manera que el sitio en el cuál debería estar, ahora estaba el centro de la ciudad, justo debajo de la plaza. Muchos lagos de agua cálida e hirviente descansaban bajo tierra, y todos los árboles habían aprovechado esto para nutrir sus raíces con el calor y mantenerse con vida. Todo esto daba lugar a un paisaje mítico también en el subsuelo de la ciudad, sitio en el cual Yuke pasaba días enteros escribiendo en un pequeño cuadernito que le regalaron. Allí había hecho dibujos y narrado absolutamente todo lo que les había sucedido desde el primer día de viaje. Incluso escribió un par de hechizos de Montblanc; aunque, para su desdicha, nunca pudo realizar ninguno por más que lo intentó...»